Se acerca el verano, y a todos nos ha dado la vena saludable ahora. Todos somos expertos nutricionistas, runners, entrenadores personales, y vete tu a saber qué más cosas con tal de estar a la última en el noble arte del culto al cuerpo.
Del mismo modo, en las empresas parece que la tendencia actual por fin se empieza a afianzar y mostrar visibilidad. El desarrollo organizativo, o función estratégica de recursos humanos en la empresa, empieza a tener un peso relevante en la dirección de las empresas. Sin embargo, muchas buscan ser saludables con consejos y dietas milagro, compulsiones momentáneas y otros remedios dunkanianos.
Ambos procesos en definitiva se asemejan en que son producto o tienen como consecuencia el cambio. Ya sea en una organización o en una persona, y es que la operación bikini y la actual tendencia de los recursos humanos tienen más similitudes de las que parecen:
- El factor motivacional: De la misma forma que no es lo mismo empezar a practicar deporte con el fin de tener una forma física saludable y que te permita realizar actividades de cierto nivel de exigencia. Que hacerlo buscando unos resultados visibles rápidos. Tampoco es lo mismo la motivación con la que se afronta la función estratégica de recursos humanos o desarrollo organizativo. Si lo que buscamos es la SALUD organizacional, entendiéndola como la viabilidad a largo plazo con pulmón financiero y músculo humano, necesitamos entender también que muchas lineas estratégicas de trabajo deben ser a largo plazo.
- Donde estoy, a donde quiero llegar: Sin objetivos, una dieta, un deporte o cualquier cosa, está destinada al fracaso. Si al marcar esos objetivos, no estamos alineados con la realidad; también. Del mismo modo, al implantar un nuevo de modelo de gestión de personas en la organización tenemos que tener muy claro. Qué tenemos, con qué contamos, dónde queremos llegar y sobre todo, para qué. Es muy habitual ver a empresas trabajar en modelos de calidad de gestión o presentarse a great/best place to work sin haber entendido aún que la función principal es aportar valor estratégico, la segunda tener una misión y un para qué claro y la tercera una muestra clara de que el compromiso es firme y la gestión transparente. Sin eso, podemos querer tener el tren inferior de Ronaldinho o los hombros Rafa Nadal y trabajar mucho, a contracorriente para ellos, y, sin embargo, no conseguir absolutamente nada más allá de que algún músculo (personas) roto (resentidas, desmotivadas, confusas..)
- La oscilación y el efecto rebote: Comentaba ayer mismo en su ponencia en el Master de Desarrollo Organizativo, José Joaquin Marí que los cambios hay que hacerlos siempre cuando las cosas van bien. Y que debe ser con la firme intención de alcanzar lo que se quiere, y no con la de protegerse contra lo que no. De lo contrario entramos en la oscilación. Así es, al plantearnos realizar cualquier cambio debemos tener claro que es un punto de no retorno y que se hace en post de una mejoría y no para evitar males que nos acechan. Por ejemplo, encontramos a mucha gente que practica deporte y una dieta para alcanzar un nivel físico que le permita correr una carrera popular, 15K, un maratón, etc y mantenerse con una salud y estado físico positivos. Sin embargo, encontramos a gente que realiza deporte a ráfagas, como compulsiones, en post de huir de unos kilos (o cifras) que le provocan ansiedad, desasosiego, etc. El primero tendrá siempre un motivo para mejorar, sin embargo, el segundo tiene muchas más probabilidades de caer en la oscilación como fruto de la ausencia de motivos importantes para afrontar el cambio. Y con esas oscilaciones, si además hemos querido hacer las cosas demasiado deprisa, puede y suele llegar el efecto rebote, en definitiva, que estamos peor de lo que empezamos; la gente genera resistencias al cambio, no cree en los proyectos impulsados por la dirección, se separan los vínculos entre departamentos, etc.
- La necesidad de generar un hábito: Pero todos estos cambios no sirven de nada si no los integras en tu día a día a través de tus hábitos, tu forma de recompensarte y felicitarte por los éxitos y qué comportamientos celebraa. Y cuales desapruebas. Y del mismo modo, en la empresa, no podemos hablar de cambio y premiar comportamientos enraizados en el pasado. Es como perder 15 kilos y felicitarte por pasar tres meses en verano Gintonic y paella como menú diario. No tiene sentido; porque vuelve el otoño, vuelve el invierno, y los comportamientos que necesitamos, no han sido premiados y, por lo tanto, mantenidos.
- Deja que haga el que sabe de lo que sabe: Como en el fútbol, en las dietas, los procesos de cambio, los entrenamientos y los recursos humanos. TODO EL MUNDO CREE QUE SABE. Y, para bien o para mal, no es así. Si bien es cierto que en este blog se habla de la necesidad de que RRHH desarrolle su vertiente financiera y de resultados y mediciones, nunca hablamos de ocupar parcelas que no son de nuestro expertise. Aportar y apoyar, siempre. Pero la decisión es del profesional. Dejemos a los profesionales de RRHH preparados y con visión sistémica plantear soluciones integradoras para el cambio en la gestión de personas, los cambios serán mejores cuantitativa y cualitativamente.
Podríamos continuar con las similitudes entre el cuidado del cuerpo y la función estratégica de recursos humanos, pero planteemos algunos beneficios comunes también.
- Una silueta estilizada: Que nos permite pasar por angostos caminos con menor dificultad. Está demostrado no solo que las empresas con unidad y salud son más rentables a largo plazo, si no que además, sobreviven con menos recursos.
- Músculo fuerte y flexible: Si el pulmón es financiero, el músculo es humano. El músculo entrenado nos da fuerza para correr pero también elasticidad para ser flexibles. Y si en algo aporta la función HR valor estratégico y añadido a la empresa es en la capacidad de generar flexibilidad y velocidad en los cambios.
- SALUD.
¿Y tu, buscas cambio, o oscilación?